
Tragedia en Real Plaza Trujillo: un llamado a la reflexión sobre la seguridad estructural y la regulación en infraestructuras de alto riesgo
La catástrofe en Real Plaza Trujillo, ocurrida el pasado 21 de febrero, no sólo subraya deficiencias en las prácticas de inspección y aplicación de las normativas de seguridad estructural, sino que también pone en evidencia las tensiones entre las políticas de regulación actuales y la realidad operativa de estructuras designadas como de alto riesgo. Después de ser etiquetado como un “peligro inminente” en 2023 y su subsiguiente clausura temporal, el centro comercial fue autorizado a reabrir en 2024 bajo declaraciones de que había sido restaurado a condiciones seguras. Sin embargo, el desastroso resultado del colapso sugiere una desconexión significativa entre las evaluaciones de seguridad declaradas y la integridad estructural real de la edificación. Este desfase indica potencialmente una falta de rigurosidad en los procesos de inspección o una falta de cumplimiento con los estándares de seguridad críticos durante y después de la implementación de las correcciones.
El episodio de la propuesta legislativa de 2024, impulsada por la congresista Adriana Tudela, para extender indefinidamente la vigencia de los certificados de inspección técnica, aunque finalmente retirada, refleja un dilema más amplio en el equilibrio entre la facilitación administrativa y la seguridad obligatoria. La resistencia del Colegio de Ingenieros a esta medida resalta una conciencia crítica sobre los peligros inherentes a la dilución de las normativas de seguridad, una preocupación que debe ser central en cualquier debate sobre reformas legislativas futuras.
Certificado de Inspección Técnica de Seguridad en Edificaciones (ITSE)
El ITSE es un documento oficial esencial para la operación de edificaciones, que garantiza su seguridad estructural y es mandatorio para la obtención y renovación de licencias de funcionamiento. Regido por el Reglamento Nacional de Edificaciones (RNE) y las normativas municipales, este certificado clasifica las edificaciones en categorías de riesgo — bajo, medio, alto y muy alto. Dada su clasificación de alto riesgo, lugares como el Real Plaza Trujillo requieren inspecciones exhaustivas y regulares, con una vigencia que debe renovarse cada dos años para asegurar que continúan cumpliendo con los estándares de seguridad.
Este lamentable incidente debe servir no solo como un llamado a reevaluar y fortalecer los mecanismos de inspección y regulación existentes, sino también como un recordatorio de la necesidad de una cultura de seguridad intransigente. La tragedia de Trujillo debe impulsar un examen introspectivo de cómo las entidades, tanto públicas como privadas, abordan la seguridad estructural. Debe fomentarse una vigilancia continua y un compromiso inquebrantable con las normas de seguridad que protejan genuinamente la vida de las personas.
Las lecciones aprendidas de este evento deben catalizar no solo una revisión de las normativas, sino también un fortalecimiento de las estructuras de cumplimiento y supervisión. En última instancia, garantizar la seguridad estructural en edificaciones de alto tráfico no es solo una cuestión de cumplir con los estándares mínimos, sino de priorizar la vida humana y la integridad sobre todas las cosas.
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Segundo A. Campos Santillán
Alejandra Ojeda del Arco Escobar